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Reflexiones mes de mayo día 24

Día 24º María, hija predilecta de IsraelContemplar a María como la "hija predilecta de Israel", es contemplar la encarnación de 40 siglos de historia del Antiguo Testamento en su más bella pureza. Desde aquel lejano día en que Dios le propuso a Abrahán que dejara su tierra hasta el anuncio del Bautista. 4000 años de historia siempre en función de una esperanza: la llegada del Mesías. Esta contemplación sería incompleta si a la vez no la contempláramos como la "Madre del nuevo Israel", del nuevo pueblo de Dios. Ella se encuentra en el punto de intersección que recoge toda la tradición del Antiguo Testamento y hace posible la aurora del Nuevo Testamento. La "descendencia" prometida a Abrahán, la "liberación" iniciada por Moisés, el nuevo Reino vaticinado por los profetas, tiene su cumplimiento "en la humilde hija de Sión". Ella representa la fe del pueblo en un Dios que ha sellado con un pacto la Alianza de fidelidad. Un Dios, que, por muchas y grandes que sean las infidelidades de su pueblo, jamás le abandonará. María conserva esta fe en un ambiente contaminado por la ideología de unos fariseos. María representa la esperanza de un pueblo en un Mesías prometido. Mientras los diversos grupos religiosos de Israel forjaban la imagen de ese Mesías según sus intereses particulares, María espera el Mesías en la más absoluta disponibilidad. Ella cree en el amor de la Alianza, en el amor de la misericordia; ella lo espera todo del amor de la alianza, del amor de la misericordia. Así, en ella, fe, esperanza y amor se funden en una actitud religiosa fecunda, que la transforma de hija de Sión, en Madre de Cristo y de la Iglesia. Sin embargo, lo que diversifica los grupos dentro del mismo Israel es la preconcepción que hacen del modelo de Mesías que esperan; así unos lo identifican con un Mesías de tipo político, otros como un nuevo Moisés... Como un grupo más existe uno que identifican como el "Resto de Israel" o los "pobres de Yavé" que tiene su origen durante el destierro en Babilonia. Allí no contaban con ningún apoyo social, sus derechos no eran reconocidos, no tenían fuerza económica ni política. Y, con todo, desde esta pobreza mantenían viva su esperanza en Dios. Las principales características de su espiritualidad eran: María pertenece a este grupo de "pobres de Yavhé"; por ello es modelo de fe. En el Magnificat ella misma lo proclama; Dios ha "mirado la humillación de su esclava". Así su esperanza nace de su pobreza; no solo en sentido material. Sino en el sentido de que carece de todo apoyo humano y social y por ello deposita toda su confianza en Dios. Su esperanza nace de su apertura a Dios. Espera el Mesías, sin prejuicios. En la Anunciación muestra su sorpresa. No entiende. Su esperanza nace de su entrega a la Voluntad de Dios. Hágase en mi según tu palabra. Y toda su vida será una adhesión a la Voluntad de Dios en oscuridad de su fe. Por ello se mantiene de pie junto a la cruz de su Hijo, esperando el Mesías.

Dios te salve, María…

24º María hija predilecta de Israel opt

Festividad de Santa Rita 2019

El 22 de mayo todas las comunidades de la Congregación celebramos la festividad de Santa Rita de Casia. El pueblo de Andratx participó del Rosario y de la Eucaristía más de un centenar de personas. Al finalizar se repartieron las rosas y se tuvo un pequeño ágape entre los asistentes.

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Reflexiones mes de mayo día 23

Día 23º Haced lo que él os diga (Jn 2, 5) Ahora descubrimos de una forma sorprendente a María, la mujer que sabe estar siempre en el lugar que le toca, que sabe vivir pendiente de todo, sabe vivir “atenta” en la vida a los problemas ajenos. Desde el silencio y la observación descubre una necesidad urgente y dice a Jesús: no tienen vino. María simplemente constata una realidad y se la expone a Jesús. En Caná de Galilea transparenta el amor como respuesta a las necesidades concretas. Es sensible a los detalles y necesidades del entorno. No es un amor pasivo, sino que hace lo que puede, y lo convierte en intercesión, discreta pero cargada de exigencia: "No tienen vino". Organiza las condiciones para que se haga el milagro. Manda sin coaccionar: "Haced lo que Él os diga". Y desaparece de la escena. Siendo como el alma del acontecimiento, los protagonistas son los otros. Es el estilo exquisito del amor. Jesús empezó a manifestar su gloria y los discípulos empezaron a creer; gracias a María la Iglesia hace su primer acto de adhesión a Cristo. Con este relato nos presenta San Juan la entrada de Jesús en la vida pública. Está presente el pueblo, unos esposos, los discípulos, María y Jesús. Pueblo, comunidad incipiente de Jesús y Jesús mismo. El signo: una boda. San Lucas presentará a Jesús como el Enviado a dar la Buena Noticia a los pobres. San Juan nos presenta a Jesús como el Enviado a evangelizar el amor humano. En este ambiente aparece el vino como signo del amor humano. El vino es signo de fiesta, de gratuidad, de gozo. Pero el vino se acaba. El amor entra en crisis. Sólo queda agua; la convivencia pierde el sabor y el color. La fiesta queda reducida a rutina, monotonía, apatía, aburrimiento. En este momento entra María en escena. Ella, por sí sola no puede cambiar la realidad; pero puede hacer que Cristo intervenga. Y María desencadena el dinamismo de transformación: Obedecer la Palabra de su hijo y esfuerzo humano por llenar de agua las tinajas. Los dos caminos para rejuvenecer el amor e invertir su tendencia: el vino resulta mejor. El amor que había tomada la pendiente de la rutina, recupera y supera el gusto anterior. Todos los milagros son signos. Por eso Jesús realiza este primer milagro, no para sacar simplemente del apuro a los recién casados, sino para decirnos algo, para comunicarnos algo importante. Las palabras de María han sido pronunciadas con mucha fe y será ella quien diga la última palabra: “Haced lo que Él os diga” Y ¿quién se resiste a las palabras, a las súplicas de una madre cuando las dice desde la confianza y el amor a su Hijo? ¿quién puede negarse al amor de una madre? Ella estuvo presente en el momento de este milagro, como también está en el momento que celebramos la Eucaristía. María no puede estar ausente en estos momentos tan trascendentales de su Hijo y de sus hijos. María al decir a su Hijo: Jesús, no tienen vino, se lo decía poniendo toda su confianza en Él. Y cuando su súplica es respondida con “Aún no es mi hora” ella no se desanima porque confía en su Hijo y salen de su boca esas palabras que implican esperanza y credibilidad, confianza y amor al hijo que ama en plenitud y siempre: Haced lo que él os diga y Jesús mirándola a los ojos y dejando florecer una sonrisa en sus labios pensaría: ¡Qué vamos a hacer! Y gracias al ruego de María el milagro se pudo llevar a cabo. Las palabras claves son: Haced lo que él os diga. Esta ha sido la frase capaz de transformar en una fiesta, la tristeza en gozo. 

Dios te salve María…

23º Haced lo que él os diga opt

Reflexiones mes de mayo día 22

Día 22º Hubo una boda… y la madre de Jesús estaba allí (Jn 2, 1) El costumbrismo judaico exigía que la celebración de las bodas, se prolongaran durante una semana. Se invitaba a amigos y allegados, cuya atención corría a cargo de los anfitriones. No es pues, extraño que la madre de Jesús fuese invitada. Y allí coincidió con su hijo Jesús, a quien acompa­ñaban algunos discípulos. Dada la duración de los festejos, el vino llegó a faltar y es entonces cuando María entra en acción. María está pen­diente de todo, está atenta a los problemas ajenos. Faltando el vino Jesús ordena a los criados que llenen las ánforas de agua para salvar del ridículo a los novios. A través de los Evangelios descubri­mos a María en actitud de oyente de la Palabra y de acogida en la fe. Sigue paso a paso la historia de su Hijo, compartiendo sus inquietudes y su sacrificio. Con el Hágase en mi según tu palabra se pone confiadamente en manos del Señor, consagrán­dose por entero a la persona y obra de su Hijo. María se abandona a los designios de Dios y en su entrega obediente hecha acogida. En el hágase marca el rumbo del nuevo peregri­nar por la andadura de la fe. María debe superar de continuo las tinieblas y oscuridades que envuelven el misterio de su vida. San Juan en el capítulo segundo, nos presenta el comienzo de su misión en el mundo. El que se hizo hombre como nosotros, empezará a manifestar el Dios que lleva dentro, el Dios que Es. Como un sol oculto en las entrañas de la tierra que empieza a irradiar luz, calor y color. Y si hizo su entrada en el mundo, como nos narran los sinópticos, de mano de la Virgen, San Juan que también inauguró su misión acompañado y de manos de la misma Virgen, su Madre. De esta manera Caná de Galilea, punto de referencia para contemplar la misión de Jesús en el mundo, es también punto de referencia para comprender la misión de María en el mundo. También ella inicia su misión, asociada a su Hijo. Amor que, atento, intuye las necesidades de los hombres. No se trata de la intuición intelectual sino de la visión del corazón, que brota del instinto maternal. Como si la energía del amor entrañable se convirtiera en luz que hace ver lo que los ojos de la inteligencia no ven. Amor que, solidario, intercede. Las primeras palabras de la Virgen se dirigen a su Hijo. "No tienen vino". Consciente de que no es ella la Redentora, pero también consciente de que lo que pasa a los hombres es cosa suya expone claramente a su Hijo el problema. Es el modelo de oración que brota de la solidaridad y de la conciencia de la propia limitación. Amor que, confiado, manda. Pero con una autoridad especial. La de quien practica lo que dice. Porque ella dijo "Hágase en Mi lo que Dios dice", está ahora autorizada para decirnos "haced también vosotros lo que Él dice". De esta forma el comienzo de la misión de Jesús coincide con el momento de lo que podríamos llamar la segunda fase de la Encarnación de Jesús en la comunidad cristiana. "Los discípulos creyeron más en Él". Así María, aparece ya desde el principio como servidora de Cristo y servidora de la Iglesia. A Cristo le dice: "No les queda vino", a los sirvientes: "haced lo que Él os diga". Así se describe su ministerio maternal que continúa ejerciendo desde el cielo: orar y conducir a la iglesia a la inteligencia profunda de la Palabra de su Hijo.

Dios te salve, María…

22º Hubo una boda en Caná opt

Reflexiones mes de mayo día 21

Día 21º María en la vida pública de Jesús (Mt 4, 12-17) Un día su Jesús irrumpe en la vida pública. Pero el Mesías que encarna, el mensaje que predica no cuadra con el Mesías que se esperaba. Dice que es como un esclavo que ha venido a servir, que en vez de reinar lo van a matar... Ante lo inesperado, "hágase en mí según tu palabra". Durante treinta años llevó Jesús una vida oculta de sumisión y aceptación a María y a José. Presencia continuada y maternal de María que sigue de cerca los pasos del Hijo en sus peregrinaciones apostólicas, para culminar junto a la cruz cuando es proclamada Madre espiritual de los hombres. La Sagrada Escritura nos presenta a María constantemente apartada en el recorrido de su Hijo, unida a sus actuaciones y participan­do de su suerte. Como madre siguió la andadura de la trayecto­ria humana de Jesús con presencia de permanente intimidad con el misterio de su Hijo. María ocupa su puesto, basta contemplarla oculta en Nazaret, presente discretamente en los momentos decisivos de su Hijo: Caná y la Cruz. María aparece significativamente con presencia activa, llena de sentido durante las nupcias de Caná de Galilea y después en el decurso de la predicación de su Hijo en que proclama bienaventura­dos los que oían y guardaban la Palabra de Dios, como ella lo hacía fielmente. Según el cuarto Evange­lio el ministerio público de Jesús se encuadra entre las nupcias de Caná y la crucifixión, dos escenas en las que María es interpela­da por Jesús con el nombre de «mujer», la cruz rubricará luego el alcance del sacrificio de la hora anunciada, cumbre de la vida de Jesús, ofrendada en presencia de la Madre que está allí en actitud oferente de colaborar al cumplimiento de la voluntad salvífica del Padre.

Dios te salve, María… Oración: ¡María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con el silencio con que dejaste marchar a tu Hijo que comenzaba su vida pública, ayúdanos a decirte que no estás sola, que te queremos, que venimos a contarte nuestras cosas, venimos para verte sonreír, porque necesitamos tu sonrisa para caminar alegres! Amén.

21º María en la vida pública de Jesús opt

Reflexiones mes de mayo día 20

Día 20º El niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres (Lc 2, 43) Al cabo de unos años en el exilio, regresan a su tierra y se instalan en Nazaret. Y el que era Hijo del Altísi­mo, rey de Israel, Salvador del pueblo, empieza a trabajar en el taller de su padre. Días, semanas y años sin ningún signo de verificación de lo que le había dicho el ángel. Dios calla. Ante el silencio de Dios, hágase en mí según tu palabra. Nazaret es escuela de vida. Y aquí resalta el clima de silencio, componente necesario para la maduración y para el crecimiento. El niño crecía en edad y gracia y María estaba atenta a todo conserván­dolo en su corazón, dedica tiempo al silencio. Es ese tiempo de asimilación en el que la palabra se convierte en experiencia y en vida. Nazaret es para María el tiempo en que se convierte de Madre en discípula. Enseña y aprende, aprende a ser. En el silencio brillan con luz inusitada las intuiciones, se saborea la presencia del amor, se descubre uno a sí mismo con nuevos horizontes. En Nazaret no resalta el hacer, sino el aprender a ser, no resalta el hablar, sino el silencio; no resalta lo extraordinario, sino lo cotidiano extraordi­nariamente bien hecho; no resalta la prisa, sino la paciencia; no resalta la cantidad, sino la calidad de vida. María aparece sólo en silencio, acompañando a sus parientes en la búsqueda de Jesús. Deja partir a su hijo para que realice su propia vida y su misión. Colabora y participa en silencio en el apostolado de Jesús. Son contadas las alusiones en el Evangelio a la presencia de la Madre de Jesús durante su vida pública de apostolado y evangelización. Proximidad y distancia, confluencia de motivacio­nes personales y separación afectiva, relacionada esta última con la hora grande del misterio salvífico. El alejamiento del Hijo empeñado en el anuncio es como una continuada reiteración de la dolorosa experiencia sufrida por María cuando a la edad de 12 años Jesús se queda en Jerusalén «ocupado en las cosas que pertenecían a su Padre». A partir de este momento público de Jesús la vida de ambos cobra un claro e inconfundible matiz sacrificial. Cristo predicando su palabra de redención por la cruz y María que vive intensamente en la soledad de su renuncia y donación, de sus sentimientos cada instante que de continuo los acerca a la hora cumbre del Calvario. La actuación y presencia de María en las dos únicas ocasiones en que se encuentra junto al Hijo a lo largo del ejercicio público de su ministerio.

Dios te salve María… Oración:¡María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con el silencio con que dejaste marchar a tu Hijo que comenzaba su vida pública, ayúdanos a decirte que no estás sola, que te queremos, que venimos a contarte nuestras cosas, venimos para verte sonreír, porque necesitamos tu sonrisa para caminar alegres! Amén.

20º El niño perdido y hallado en el Templo opt

Reflexiones mes de mayo día 19

Día 19º Conservaba todo meditándolo en su interior (Lc 2, 19 Al cabo de unos años en el exilio regresan a su tierra; se instalan en Nazaret. Y el que era Hijo del Altísimo, rey de Israel, Salvador del pueblo, empieza a trabajar en el taller de su padre. Días, semanas y años sin ningún signo de verificación de lo que le había dicho el ángel. Dios calla. Ante el silencio de Dios, "hágase en mi según tu palabra". Hasta que un día Jesús irrumpe en la vida pública, pero el Mesías que encarna, el mensaje que predica no cuadra con el Mesías que se esperaba. Dios que es como un esclavo que ha venido a servir, que en vez de reinar lo van a matar. Ante lo inesperado, hágase en mí según tu palabra. Y aquí resalta el clima de silencio, componente necesario para la maduración y para el crecimiento. El niño crecía en edad y gracia y María estaba atenta a todo conserván­dolo en su corazón, dedica tiempo al silencio. Es ese tiempo de asimilación en el que la palabra se convierte en experiencia y en vida. Nazaret es para María el tiempo en que se convierte de Madre en discípula. Enseña y aprende. En el silencio brillan con luz inusitada las intuiciones, se saborea la presencia del amor, se descubre uno a sí mismo con nuevos horizontes. En Nazaret no resalta el hacer, sino el aprender a ser, no resalta el hablar, sino el silencio; no resalta lo extraordinario, sino lo cotidiano extraordi­nariamente bien hecho; no resalta la prisa, sino la paciencia; no resalta la cantidad, sino la calidad de vida. Como madre del Niño empieza por enseñarle y a los 12 años comienza a escucharle, a observarle y después discreta­mente en el grupo escucha y observa atentamente a su Hijo. El antes niño se va convirtiendo en su maestro, lo imita, aprende a orar con él, a amar, a ser abierta, a vivir para los demás. Supone un cambio muy profundo en su personalidad, el paso del Dios judío al Dios Padre. María aparece sólo en silencio, acompañando a sus parientes en la búsqueda de Jesús. Deja partir a su hijo para que realice su propia vida y su misión. Son contadas las alusiones en el Evangelio a la presencia de la Madre de Jesús durante su vida pública de apostolado y evangelización. El alejamiento del Hijo empeñado en el anuncio es como una continuada reiteración de la dolorosa experiencia sufrida por María cuando a la edad de 12 años Jesús se queda en Jerusalén «ocupado en las cosas que pertenecían a su Padre». Cristo predicando su palabra de redención por la cruz y María que vive intensamente en la soledad de su renuncia y donación, de sus sentimientos cada instante que de continuo los acerca a la hora cumbre del Calvario. La actuación y presencia de María en las dos únicas ocasiones en que se encuentra junto al Hijo a lo largo del ejercicio público de su ministerio. María aparece significativamente con presencia activa, llena de sentido durante las nupcias de Caná de Galilea y después en el decurso de la predicación de su Hijo en que proclama bienaventura­dos los que oían y guardaban la Palabra de Dios. Según el cuarto Evange­lio el ministerio público de Jesús se encuadra entre las nupcias de Caná y la crucifixión, dos escenas en las que María es interpela­da por Jesús con el nombre de «mujer», la cruz rubricará luego el alcance del sacrificio de la hora anunciada, cumbre de la vida de Jesús, ofrendada en presencia de la Madre que está allí en actitud oferente de colaborar al cumplimiento de la voluntad salvífica del Padre.

Dios te salve María… Oración: ¡María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con el silencio con que dejaste marchar a tu Hijo que comenzaba su vida pública, ayúdanos a decirte que no estás sola, que te queremos, que venimos a contarte nuestras cosas, venimos para verte sonreír, porque necesitamos tu sonrisa para caminar alegres! Amén.

19º María conservaba todo en su interior opt

Reflexiones mes de mayo día 18

Día 18º Toma contigo al niño y a su madre (Mt 2, 13) Herodes se enteró por los magos que había nacido el Mesías. Unos días después el que era esperado como «Príncipe de la Paz» despierta los celos de un reyezuelo llamado Herodes que enciende una espiral de violencia por decreto ordenando «Matad a todos los niños menores de dos años en Belén». Y María lo sabe; y ve como todas las madres lloran la injusticia de esa violencia y ha de apresurarse a huir hacia Egipto. Ante el misterio del mal en el mundo: Hágase en mi según tu palabra» Aquí José tampoco dice nada, se limita a cumplir lo que Dios le dice, levántate, vete, huye a Egipto. Era un largo y penoso camino, pero tenían que proteger la vida del niño, pues Herodes no podía dormir tranquilo mientras no matase al Niño. Y unos días después, el que era esperado como el "Príncipe de la Paz" despierta los celos de un reyezuelo llamado Herodes que enciende una espiral de violencia por decreto: "Matad a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén". Y María lo sabe; y ve como todas las madres lloran la injusticia de esta violencia. Y ha de huir a Egipto. Ante el misterio del mal en el mundo, "hágase en mi según tu palabra". Desde la más tierna infancia Jesús conoce lo que es la emigra­ción. Nada más nacer ya le buscan para matarlo y han de huir a un país extranjero como fugitivos. José y María que ya se vieron obligados a abandonar su pueblo, ahora han de salir del país, dejando familia, trabajo... Y se van a Egipto de donde Moisés sacara a los hebreos camino de la tierra prometida. Es una expatriación forzosa, tienen que atravesar la frontera en busca de asilo político. Dejan atrás la tierra de Canaán y delante tienen las primeras arenas de los faraones. Ignora­mos las condiciones de vida en este país, pero supone­mos que las dificulta­des fueron muchas, buscar lugar donde vivir, trabajo para poder mantener una familia, descono­cimiento de la lengua... El evangelio no dedica una sola línea a aquel momento dramáti­co. Aquella foto de grupo, que Mateo no disparó sobre la raya aduanera, pero que conservamos en el álbum de nuestra mejor imaginación, es un icono de sugerencias incomparables para todos nosotros. Acepta la huida a Egipto como un exiliado de nuestro tiempo, lejos de su tierra, de su familia y de sus seres queridos. No sabemos si siguiendo a Juan tuvo que pasar de nuevo las fronteras. Según algunos, cerró sus ojos en la ciudad de Éfeso, es decir en el extranjero. Unos años después pueden regresar de nuevo a su país pero por seguridad se dirigen a Nazaret que en tiempos bíblicos era una aldea insignificante que albergaba un puñado de agricultores. Pero allí habían dejado su casa, su familia y su trabajo. Impresio­naba constatar que Jesús creciera rodeado de tanta pobreza. Curtido por la austeri­dad aquel sublime apóstol del amor, supo mucho de privacio­nes y renuncias.

Dios te salve María… Oración: ¡Oh María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con la firmeza que manifestaste en la huida forzosa y precipitada a un país extranjero. Sé nuestra compañe­ra de camino. Te pedimos por los que se sienten y caminan solos, por los que luchan en la vida sin tener una mano amiga cerca. Por eso te pedimos que camines con nosotros para marcar el paso con decisión y así podamos llegar a Jesús! Amén.

18º Huída a Egipto opt

Reflexiones mes de mayo día 17

Día 17ºSimeón dijo a María, su madre… una espada atravesará tu alma (Lc 2, 34-35) A los 40 días del nacimiento como era costumbre fueron al templo de Jerusalén, ya que la ley de Moisés mandaba que el primer hijo de una madre judía, si era varón había que consagrarlo al Señor. Como buenos judíos se disponen a cumplir la ley presentan­do el Niño en el Templo. Allí había siempre mucha gente por lo que no llamaron la atención. Eran una familia más de las muchas que habían ido allí para cumplir lo que mandaba la ley. Y allí estaba un anciano llamado Simeón, que había esperado este día durante largos años y al verlos se alegró y los bendijo; tomo al Niño en brazos y dijo: «ahora Señor puedes dejar a tu siervo morir en paz porque mis ojos han visto tu salvación». María y José no salían de su asombro ante las cosas maravillo­sas que todos decían de su Hijo. Primero fueron los pastores, después la gente de Belén, más tarde los magos de oriente y ahora en Jerusalén, personas respetables como Simeón o la profetisa Ana, que veían que Dios y los pobres tenían puestas muchas esperanzas en aquel hijo suyo. Pero no todo son alegrías, Simeón dirigién­dose a María le dice que una espada de dolor la atrave­sará, a ella sola, de José no dice nada. María no contempló el dolor desde lejos. Con el niño en brazos en el Templo, el anciano Simeón profetizó que viviría toda su vida como si una espada le traspasara el corazón. Y años después María también en el templo se dirige a Jesús diciéndole que le buscaba con angustia. Angustia y espada. La palabra profética del anciano Simeón, lleno del Espíritu divino, Cristo signo de contradicción y víctima expiato­ria del Padre, es también la espada de dolor compartido que hiere el corazón de la Madre. Cristo luz para iluminar a los hombres pero en medio de la incomprensión y del dolor. María debe compartir la suerte de su Hijo, sus inquietudes y sus penalidades. Los caminos del Hijo marcarán la trayectoria y rumbo de la vida de la Madre según el Evangelio. Un solo amor y un mismo dolor unen a la Madre y al Hijo. La Presentación es el cumplimiento de la ley de Moisés por la que la Madre consagra a Dios su primogénito. Por esta consa­gración Madre e Hijo hacen pública la opción radical de su vida, pertenecer en exclusiva al Señor. Esta consagración conjunta mantendrá indisolu­blemente unidos para siempre a la Madre y al Hijo en el mismo amor. Este amor consagrado tiene un precio: la comunión en el dolor. Dos imágenes complemen­tan esta unión en el dolor: Cristo como una bandera discutida y María como una espada que le atraviesa el alma. Como trasfon­do de estas imágenes: la crucifixión con María al pie de la Cruz. María experimenta el desconcierto propio de las personas que no conocen, que no pueden entender todo, pero conservaba en su interior el recuerdo de todos los acontecimientos que vivía. Es entonces cuando Simeón anuncia que el Hijo será signo de contradicción. El saludo de Simeón a María es como un anticipo de la cruz de tristes presagios, adquiere intensidad cuando el Niño perdido y buscado con dolor por sus padres que lo hallaron en el templo ocupado en las cosas que pertenecían a su Padre y no entendieron la respuesta.

Dios te salve, María… Oración: ¡María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con la entereza que manifestaste en el Templo. Aunque a veces nos olvidemos de ti queda en nosotros el rescoldo de tu amor. Tu que conoces los caminos que llevan a Dios, ayúdanos a encontrar el verdadero y que tu fortaleza ayude nuestra flaqueza! Amén.

17º Simeón dijo a su Madre opt

Reflexiones mes de mayo día 16

Día 16º Vieron al Niño con María su madre (Mt 2, 11) Salió un decreto del emperador romano ordenando hacer un censo de todos los habitantes del Imperio. Era costumbre inscribirse en el lugar de donde provenía su familia. Cumplen las leyes impues­tas por Roma e inician el camino hasta Belén. José y María se ponen en camino. Desde Nazaret hasta las montañas de Judea donde se halla Belén hay más de 150 km. de distancia, los caminos eran malos y peligrosos, por eso acostum­braban a ir en grupos para proteger­se y ayudarse en caso de necesi­dad. El recorrido se hacía a pie o en burro. Gran movi­miento de gentes, cada uno va a su ciudad de origen. Al llegar a Belén el Niño estaba a punto de nacer y era preciso buscar alojamien­to, pero una a una todas las puertas se cierran, nadie quiere complicarse la vida. Como eran de condición pobre, optan por refugiarse en una cueva en las afueras de la ciudad, lejos del ruido y del bullicio, sin más testigos que el amor de un esposo y un par de animales. Un admirable y maravilloso misterio, ante el cual sólo cabe el silencio de la fe y la contem­plación creyente de María que conserva todas estas cosas meditándolas en su corazón, para asimilar la sabiduría de Dios que transforma el corazón. Los pastores regresaron y ella vuelve a quedar sola con su esposo que tampoco entiende nada y con su hijo. María calla y observa sin entender nada. Presenta a su hijo a los primeros que habían ido a adorarle, lo enseña llena de alegría, quiere compartirlo. Un admirable y maravilloso misterio, ante el cual sólo cabe el silencio de la fe y la contem­plación creyente de María que conserva todas estas cosas meditándolas en su corazón, para asimilar la sabiduría de Dios que transforma el corazón. Los pastores regresaron y ella vuelve a quedar sola con su esposo que tampoco entiende nada y con su hijo. Seguramente cuando los pastores de Belén fueron en busca del Mesías y los magos avisados y guiados por la estrella, encontraron a una joven pareja que aún no habían salido de su asombro, al contemplar el gran milagro de la vida. María y José fueron los primeros en ver la luz y la fragilidad de un niño que les han anunciado que será grande y también es Dios. María ante lo asom­broso del acontecimiento abrazó con cuidado y ternura al hijo recién nacido. 

Dios te salve, María…  Oración: ¡María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con la ternura que manifestaste en Belén. Que te sintamos cerca de nosotros dándonos cada día tu beso de amor. Te queremos cerca en los momentos difíciles, que no nos falte tu comprensión, tu ayuda y tu aliento maternal que estimule nuestro caminar! Amén.

16º Vieron al niño con su madre opt

Reflexiones mes de mayo día 15

Día 15º Dio a luz a su Hijo primogénito (Lc 2, 7) El hecho más trascendental de la historia de la humani­dad no tuvo lugar en una de las grandes ciudades de la época, ni en un gran palacio, ni fue presenciado por grandes persona­jes. El Hijo de Dios vino al mundo precisamente en un momento en el que el pueblo de Israel, el elegido, se encuentra sometido por el Imperio romano. Belén es una ciudad en el que sus habitantes se dedicaban al pastoreo y a la agricultura. El Antiguo Testa­mento lo cita ya con motivo de la muerte de Raquel, la esposa predilecta de Jacob. Le da el nombre de Efratá. Pero su fama se debió sobre todo, a ser la patria del rey David. María calla y observa sin entender nada. Los patriarcas habían expiado su llegada desde siglos remotos. Los profetas con vaticinios desbordantes de misterio, habían diseñado su rostro. Y Dios cumplió su palabra revelando su amor desbordante. Todos esperaban su nacimiento en un palacio, anunciado por medio de trompetas, pero nadie se enteró. Los ángeles tuvieron que desplazar­se desde el cielo para anunciarlo a unos humildes pastores que guardaban sus rebaños. Se vuelve a oír lo mismo que en la Anunciación: «No temáis, no os asustéis, os anuncio una gran alegría, os ha nacido el Salvador». Fueron a toda prisa y encontraron a María, José y al Niño acostado en un pesebre. Era preciso correr para poder contemplar aquel aconte­cimiento. En la noche oscura de Belén se acercó el acontecimiento tan esperado para María y José. María sabiendo que era el cumplimiento de la palabra anunciada, estaría preocupada por dar un lugar digno al Dios que se hace niño. Pero los caminos de María se vuelven a truncar y se ven trastocados por la mano amorosa de Dios. Dios no quiere nacer en un palacio, ni siquiera en una posada, ni aún en su propia casa de Nazaret. Quiere hacerse presente igualándose a los pobres del mundo. Y allí dio a luz a su hijo. Llega el día del nacimiento de quien le habían dicho que sería «Grande», «Hijo del Altísimo», «heredero del trono de David» y la realidad no ofrece ningún signo de todo ello. Ni siquiera una cuna como los demás niños. «No hubo lugar en la posada». Lo que María ve, no cuadra ni con lo que le había dicho el ángel ni con lo que le habían enseñado en la sinagoga referente a la llegada del Mesías. Ante la duda, «hágase en mí según tu palabra» Y lo reclinó en un pesebre. En el pesebre, envuelto en pañales el pan vivo bajado del cielo. En la noche del rechazo María usó el pesebre como el cestillo de una mesa, como queriendo antici­par, con aquel gesto profético, la invitación que Jesús, la noche de la traición dirigirá al mundo entero: tomad y comed todos porque esto es mi cuerpo que se ofrece en sacrificio por vosotros. Presenta a su hijo a los primeros que habían ido a adorarle, lo enseña llena de alegría, quiere compartirlo. Dios te salve María… Oración: ¡Oh María Madre de Dios y madre nuestra, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios con la ternura que manifestaste en Belén. Que te sintamos cerca de nosotros dándonos cada día tu beso de amor. Te queremos cerca en los momentos difíciles, que no nos falte tu comprensión, tu ayuda y tu aliento maternal que estimule nuestro caminar! Amén.

15º Dio a luz a su Hijo primogénito opt

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